Claudia, pierde a su hija Ángela de forma traumática para descubrir, años después, justo cuando empieza a recuperarse del trauma, que puede que su hija aún siga con vida. «Mamá, soy yo, Ángela. ¡Por favor, ven a buscarme!». Esta es la frase estremecedora que Claudia escucha por teléfono y que le dará esperanzas.